Hace unos días tuve una interesante conversación con el director de recursos humanos de una empresa española. Casi al final de la charla me comentó que, junto con el director de marketing, estaba sopesando la posibilidad de implementar una red social corporativa en su empresa, pero no contaba con el apoyo del Consejo de Administración. Entre otras razones, le argumentaban que la puesta en marcha de su proyecto era, por un lado, muy costosa y complicada a nivel técnico. Asimismo, temían que el establecimiento de una red social en su compañía incrementase las fugas de información confidencial hacia el exterior. Por otro lado, temían que los empleados se pasaran...